No es para nadie un secreto que los docentes en estos tiempos de pandemia cuentan con más horas de trabajo, incluso algunos han vivido recortes en sus sueldos, mientras que otros han sido despedidos, si dejar a u lado el hecho de que los padres se encuentran desorientados, ansiosos, insatisfechos y molestos
En lo que respecta a la experiencia de aprendizaje, esta pasa, normalmente por tres fases: inicio desarrollo y cierre; las mismas no solo involucran a los estudiantes, sino también a los profesores y a los padres de familia. El proceso de enseñanza-aprendizaje, consiste en enseñar a aprender tiene como protagonistas a los estudiantes quienes necesitan el apoyo real y efectivo de sus guías naturales, estos son sus padres, profesores, tutores, asesores, o psicopedagogos.
En medio de todo este interactuar que involucra cercanía, afecto, comunicación, confianza, paciencia, resiliencia y empatía, esa experiencia de adquirir conocimientos con cualquier modalidad amerita un acompañamiento en donde sea apoyado el descubrimiento, crear, y desarrollar destrezas y habilidades.
Los medios digitales y el internet, en estos momentos vienen a ser una especie de accesorios, o recursos, que de ninguna manera pueden reemplazar a los educadores, y ello es simple, pues aunque se consiga mucho conocimiento en un programa digital, este no tiene corazón.
Con la llegada de la pandemia, un número mayor a 185 países se vieron en la necesidad de preservar la salud pública y ello condujo al cierre de las escuelas; tal situación involucró a más del 90% de la población estudiantil que existe en el mundo, tras lo cual se buscó una manera de poder darle continuidad al proceso de aprendizaje de los estudiantes fuera del ambiente escolar.
Dando paso a nuevos itinerarios educativos a fin de evitar la interrupción educativa garantizando el normal proceso de aprendizaje permanente y flexible. De acuerdo a la UNICEF: “con contenidos adaptables que lleguen a todos los niños y niñas en su casa, incluyendo aquellos sin acceso a internet o con discapacidad”.
Para la mayoría de los estudiantes, docentes y padres, este viene a ser un método de enseñanza que es viable, es decir, la modalidad a distancia, online o remota, más no se trata de reemplazar o sustituir lo que hasta ahora conocemos como la enseñanza presencial, pero si se busca mantener el proceso enseñanza-aprendizaje, pues se trata de un derecho humano fundamental, durante el tiempo que permanezca la emergencia sanitaria.
Vale mantener en claro, que la educación a distancia emplea como entorno de la enseñanza – aprendizaje un ordenador, tableta, teléfono inteligente, televisión, radio o video conferencia, dispositivo que se hace necesario para poder mantener la comunicación asíncrona con los profesores.
Mientras, cuando se trata de educación virtual, esta tiene como entorno de aprendizaje el aula virtual con la tecnología de la red y la web, para lo cual se mantiene una constante comunicación entre el profesor y los estudiantes de una manera síncrona o asíncrona.
En tal sentido, la educación a distancia no se trata de “homeschooling,” es decir, esa Educación en Familia que es una opción educativa empleada cuando los padres han decidido educar a sus hijos fuera de las instituciones educativas y tampoco se trata de esos modelos pedagógicos en educación a distancia como el Modelo de Sangrá, Modelo Teórico de Pariente, y el Modelo de González e Inciarte.